¿Qué hay de verdad en las profecías? ¿Son susceptibles de estudio? ¿Es su vaguedad señal de su naturaleza fraudulenta? ¿O inevitable a causa de sus propias limitaciones? ¿Somos libres o estamos predestinados? Estas y otras cuestiones se analizan en este artículo.
La literatura profética está omnipresente en todas las religiones, independientemente de su relevancia y su localización geográfica.
En todo caso es necesario distinguir la mera predicción de la profecía: la primera siempre se apoya en supuestos lógicos y racionales, en extrapolaciones. La profecía, sin embargo, siempre tiene en origen una revelación de carácter inexplicable que muchas veces se achaca a la intervención divina. Y hasta dentro de ella hay diversos grados de claridad.
En todo caso es necesario distinguir la mera predicción de la profecía: la primera siempre se apoya en supuestos lógicos y racionales, en extrapolaciones. La profecía, sin embargo, siempre tiene en origen una revelación de carácter inexplicable que muchas veces se achaca a la intervención divina. Y hasta dentro de ella hay diversos grados de claridad.
Se puede ser escéptico respecto a este asunto y con razón, ya que nada aborrece tanto al raciocinio como el posible conocimiento del futuro.
Ciertamente la mayor parte de las profecías son tan oscuras y ambiguas que no merecen mucha consideración (ej: dos países entrarán en guerra y uno vencerá), sin hablar de oportunismos varios elaborados con afán de notoriedad, jocoso o recaudatorio, como ha ocurrido muchas veces a lo largo de la Historia y sigue ocurriendo dentro de muchos movimientos y sectas de tipo New Age.
Vivimos, como diría un chino, tiempos interesantes: y esto provoca que el asunto de las profecías salten a la palestra y esten de plena actualidad. Porque, no nos engañemos, el contenido de estas profecías siempre es traumático, para bien o para mal.
1. comprobar la existencia de paralelismos, de coherencia, entre diversas corrientes proféticas muy separadas cultural, espacial y temporalmente, así como
2. encontrar al menos una profecía que se haya cumplido y que sea lo suficientemente detallada, e improbable a priori, como para descartar un acierto por mera casualidad.
El cumplimiento de la primera condición no supone una verificación especialmente rotunda; pero si la literatura profética realmente habla de acontecimientos reales futuros, debería producirse. Si no fuera así, estaríamos hablando de puros delirios.
Pero sí existen suficientes paralelismos. Como ya señalamos Emma y yo parcialmente en el artículo sobre las profecías Hopi, estas, laescatología cristiana, la musulmana y las profecías de Li Chun-Fengson coherentes con respecto a la aparición de una figura mesiánica que unificará a la Humanidad y traerá un tiempo de paz duradero.
La cuestión del Fin del Mundo es más universal aún: en prácticamente todas las profecías de todas las culturas se habla de una estrella que caerá sobre la Tierra (quizás un asteroide, ¿este?) y un terremoto global que cambiará la forma de los continentes, probablemente debido al impacto del citado meteorito.
Pero estas consideraciones no me preocupan realmente. Y un estudio profundo de los paralelismos (y divergencias) entre las diversas profecías supone un esfuerzo monumental que no estoy dispuesto a realizar aquí.
Con respecto a la segunda condición, la que se refiere al cumplimiento de una profecía detallada y, hasta cierto punto, improbable a priori, he encontrado un ejemplo fascinante. No sólo por sus precisiones, sino también por sus imprecisiones. De hecho, estas son casi más interesantes que las primeras pues revelan muchísimo sobre el proceso mental que lleva a la elaboración de una profecía.
Lo mejor de todo es que proviene de un lugar y un tiempo inesperado: Argentina, siglo XX. Su autor:Benjamin Solari Parravicini.
Este hombre, pintor afamado en vida en su país y profundo católico, se dió cuenta a finales de los años 30 que muchos dibujos y textos que realizaba de modo inconsciente, dejándose llevar, correspondían a eventos que acababan cumpliéndose. Llevado por sus creencias católicas, llegó incluso a destruir algunos de los primeros dibujos por miedo a estar cometiendo algún tipo de herejía. Pero finalmente acabó aceptando la naturaleza profética de sus dibujos y textos, y se dedicó con ahinco a ellos.
Bien es verdad que muchísimas de sus predicciones no se han cumplido, y que hasta se le va la pinza bastante con los contactos extraterrestres y otras milongas que me parecen poco serias; aunque es verdad que a veces hace uso del condicional: por ejemplo, predijo, antes de Franco, la llegada de un dictador a España que destruiría y reconstruiría el país para ser finalmente sucedido por un Borbón… y que si la salud se lo permitía, ese dictador acabaría sus días en Argentina. Esta ramificación en posibles futuros es también observada por los Hopi y da mucho de sí a la hora de especular.
Pero, aún así, Parravicini tiene predicciones notables que parecen haberse cumplido. Entre ellas, la que voy a usar de ejemplo.
El texto dice “La libertad de norte américa perderá su luz – su antorcha no alumbrará como ayer y el monumento será atacado dos veces“. No es una afirmación especialmente reveladora, en principio.
Pero cuando examinamos el dibujo de cerca… se ponen los pelos de punta. Su contenido sólo puede calificarse como asombroso; y a la vez muy clarificador respecto al proceso que tuvo lugar en la mente del autor.
Está clarísimo que Parravicini vió, más bien entrevió, el atentado del WTC del 11 de septiembre de 2001. Ahí están, claramente, los edificios del WTC: dos rectángulos prácticamente idénticos de familiares proporciones, sendas explosiones en su parte superior y, manda narices, hasta la antena de uno de los edificios. Alrededor, otros edificios se derrumban en medio de lo que parece una polvareda.
Sin embargo las Torres Gemelas no estaban ni siquiera planificadas cuando este dibujo fue realizado. Parravicini sabía sin duda que el evento transcurría en Nueva York, y que afectaba a su símbolo más importante. Efectivamente, el WTC se convirtió en el símbolo por excelencia de la ciudad tras su construcción; pero en el año 1939 el símbolo representativo de Nueva York era la Estatua de la Libertad.
De algún modo tuvo que casar su visión de lo futuro con lo conocido en el presente, y he aquí que finalmente hizo una síntesis, notoriamente forzada, de ambas. Así, convirtió las explosiones en la corona de pinchos de la estatua, la antena en antorcha y hasta se vió obligado a dotar a la figura humana con un cuerpo casi geométrico.
Se puede alegar que es un dibujo posterior al atentado y por tanto una falsificación. Pero no lo es: los dibujos de Parravicini se publicaron varias veces a lo largo de su vida, antes de que muriera en los 70. También se puede alegar que se trata de mera casualidad; pero creo que no puede serlo. Sería demasiada casualidad. Demasiada. Demasiada. Y hervirán los comentarios de este artículo, pero no me convenceréis de lo contrario.
Tras contemplar el dibujo, el contenido del texto se hace evidente: efectivamente, el monumento fue atacado dos veces, y el retroceso en libertades civiles en los USA desde entonces es notorio. No puedo evitar, antes de pasar a otro asunto, mencionar esta otra profecía de Parravicini, acertadísima, sobre la TV:
El Mundo llegará a ser desnaturalizado por el poder de la pantalla doméstica. Toda malainfluencia será desparramada groseramente sobre todo hogar y será impuesta por el comercio avisador que busca la masa. La masa embrutecerá dominada por las órdenesdisfrazadas de paraísos fáciles y superiores, contemplará la estupidez y la inmoralidad con ficción. Llegará el día en que el grueso popular será manejado como aprisco. Parravicini, 1938
Apocalipsis 18
No sólo Parravicini pareció profetizar los atentados del 11S. Existe una descripción del que parece ser el mismo suceso en el conocido como libro del Apocalipsis, el último de la Biblia; aunque su nombre auténtico es el de Revelación.
Este libro es bastante desordenado, plagado de lo que parecen ser descripciones redundantes de los mismos hechos, lleno de simbolismos extraños y realmente muy difícil de interpretar. Sin embargo, a la luz de los hechos, el capítulo 18 parece ser bastante evidente.
Procedo a hacer un análisis del texto estableciendo analogías con el 11S. Se puede ser más escéptico o menos con respecto a esto; pero en el caso de asumir su veracidad, la principal conclusión que se debe extraer es que el Apocalipsis YA ha comenzado. La segunda, que según la Biblia (como Stockhausen) el atentado contra las Torres Gemelas estuvo pero que muy bien (!). Más abajo comento esto último. Al grano.
1 Después de esto vi a otro ángel descender del cielo, que tenía gran poder, y la Tierra fue iluminada con su gloria.
La descripción de un avión de color blanco como “ángel” es de lo más apropiada. La palabra Iluminada debe ser entendido en este contexto como informada, ilustrada. Y efectivamente, el impacto de los aviones fue retransmitido a todo el planeta por TV, quien siguió en directo los acontecimientos.
2 Y clamó con potente voz, diciendo: “¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible.”
Una constante a lo largo de este capítulo es la mención de pares: en este caso, Cayó, cayó se refiere a dos veces. Queda descartada la intención enfática de esta repetición sencillamente porque este recurso concreto no aparece en otros capítulos del mismo libro.
Respecto a la descripción de la gente que estaba en los edificios (esperemos que no se refiera al conjunto de la ciudad) no es precisamente halagüeña. Ciertamente entre los ejecutivos y banqueros que allí trabajaban debía haber mucho psicópata sin escrúpulos. La lista de víctimas está repleta de altos ejecutivos que, suponemos, no debían ser precisamente hermanitas de la caridad.
3 Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la Tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad.
He aquí la primera mención al comercio, que luego se repetirá abundantemente a lo largo del capítulo. La función del lugar que acaba de ser destruido era el de enriquecer a los Mercaderes de la Tierra. En definitiva, a los World Traders.
La palabra inmoralidad en otras traducciones aparece como fornicación: Se debe entender fornicación no en un estricto sentido sexual. En otros puntos del libro de la Revelación deja claro que fornicación es, ante todo, abuso destinado al placer sensual o material; y hasta existe un capítulo donde hace una referencia concreta al hecho de arruinar la tierra.
4 Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas; 5 porque sus pecados se han amontonado hasta el Cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades.
¡Los pecados se han acumulado hasta el Cielo! ¿Es una alusión a un rascacielos?
6 Pagadle tal como ella ha pagado, y devolvedle doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado, preparad el doble para ella.
7 Cuanto ella se glorificó a sí misma y vivió sensualmente, así dadle tormento y duelo, porque dice en su corazón: “Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda y nunca veré duelo.”
De nuevo las múltiples alusiones al número dos. Respecto a la frase final han sido múltiples las interpretaciones que se han querido dar: por ejemplo, unos autores dicen que no soy viuda se refiere a que eran dos las torres; otros dicen que alude a que New York es una ciudad par a la York original, etc…, etc…
Personalmente creo que la esencia de la frase es que, hasta ese momento, nadie se había planteado jamás que tanto los mismos edificios como el sistema económico global pudieran recibir un golpe tan contundente; era algo sencillamente inconcebible. Ciertamente, el atentado del WTC trajo un mensaje muy claro, y es que el sistema no es tan seguro ni está tan afianzado como parece: sus pies son de barro.
De hecho, las posibles consecuencias podrían haber resultado completamente catastróficas para la Economía Mundial, hasta el punto de colapsarla. Yo recuerdo haber visto, en un canal concreto de TV, las imágenes de las torres ardiendo a la vez que las bolsas mundiales se desplomaban. Y si el Sistema se tambalea porque alguien estrella un avión en un rascacielos… ¿qué pasará cuando ocurra una catástrofe global seria? A ver que nos depara el cambio climático.
8 Por eso, en un solo día, vendrán sus plagas: muerte, duelo y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios que la juzga es poderoso.
Como comentaré más adelante, este capítulo no parece referirse exclusivamente al atentado del WTC; también a la futura destrucción de la ciudad. Este versículo es un tanto elusivo al respecto. Y desde luego, el hambre no formó parte del atentado de las torres; pero sí tiene sentido en una destrucción total.
9 Y los reyes de la tierra que cometieron actos de inmoralidad y vivieron sensualmente con ella, llorarán y se lamentarán por ella cuando vean el humo de su incendio,
10 mirando de pie desde lejos por causa del temor de su tormento, y diciendo: “¡Ay, ay,la gran ciudad, Babilonia, la ciudad fuerte!, porque en una hora ha llegado tu juicio.”
11 Y los mercaderes de la tierra lloran y se lamentan por ella, porque ya nadie compra sus mercaderías:
¿Recuerda alguien una demostración de solidaridad a nivel mundial como recibió USA tras el atentado? Más adelante el capítulo vuelve a insistir en ello. Pero lo más reseñable de este fragmente es precisamente el tiempo en el que tarda en llegar el juicio: una hora, más o menos el tiempo entre los choques y los derrumbes.
12 cargamentos de oro, plata, piedras preciosas, perlas, lino fino, púrpura, seda yescarlata; toda clase de maderas olorosas y todo objeto de marfil y todo objeto hecho de maderas preciosas, bronce, hierro y mármol;
13 y canela, especias aromáticas, incienso, perfume, mirra, vino, aceite de oliva; y flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos, carros, esclavos y vidas humanas.
14 Y el fruto que tanto has anhelado se ha apartado de ti, y todas las cosas que eran lujosas y espléndidas se han alejado de ti, y nunca más las hallarán.
Resumiendo: Que allí se comerciaba con todo.
15 Los mercaderes de estas cosas que se enriquecieron a costa de ella, se pararán lejos a causa del temor de su tormento, llorando y lamentándose,
16 diciendo: “¡Ay, ay, la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, púrpura y escarlata, y adornada de oro, piedras preciosas y perlas!,
17 porque en una hora ha sido arrasada tanta riqueza.” Y todos los capitanes, pasajeros y marineros, y todos los que viven del mar, se pararon a lo lejos,
De nuevo los lamentos universales y, atención, describe como todos los vuelos de ese día fueron suspendidos por miedo a nuevos atentados.
18 y al ver el humo de su incendio gritaban, diciendo: “¿Qué ciudad es semejante a la gran ciudad?”
19 Y echaron polvo sobre sus cabezas, y gritaban, llorando y lamentándose, diciendo: “¡Ay, ay, la gran ciudad en la cual todos los que tenían naves en el mar se enriquecieron a costa de sus riquezas!, porque en una hora ha sido asolada.”
La lamentación por el suceso no parece tener fin. También encontramos de nuevo la referencia a que los sucesos tuvieron lugar en una hora y la descripción de un gran incendio y de cabezas llenas de polvo: todos hemos visto imágenes de las personas, que estaban cerca de las torres, completamente cubiertas de él.
Y ojo a […] todos los que tenían naves en el mar se enriquecieron: El WTC pertenecía a la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey.
20 Regocíjate sobre ella, cielo, y también vosotros, santos, apóstoles y profetas,porque Dios ha pronunciado juicio por vosotros contra ella.
¿Bin Laden un santo? Se me hace muy difícil de tragar, teniendo en cuenta que parece ser una persona de psicología extremadamente narcisista. Personalmente creo que Bin Laden y su calaña son gente movida por el odio y ansiosa de poder, así como dispuesta a todo por conseguirlo. Cualquier cosa menos bondadosa.
Pero, cuando se lee el libro de la Revelación en su totalidad, en conjunto se aprecia una motivación para que ocurran todos estos sucesos; y es la destrucción de la Tierra por los avariciosos. Estamos destruyendo el planeta, es verdad, movidos por un sistema económico que sólo piensa en el máximo beneficio al plazo más corto posible, aun a costa de cargarnos el medio ambiente, de provocar guerras y sufrimiento, de transformarnos en meros consumidores, de ir en contra de todo lo que realmente necesitamos.
Y en ese sentido el WTC viene a ser una representación del sistema económico responsable de todos estos males; Bin Laden no sería más que un mero instrumento en este escenario. En cualquier caso, si en 2001 el atentado del WTC fue considerado unánimemente un acto de maldad sin paliativos, ahora, casi 10 años después, en medio de una recesión desbocada causada por personas e instituciones sin escrúpulos —las mismas que operaban desde el WTC— muchos lectores y lectoras, en retrospectiva, consideran el atentado de las Torres Gemelas desde una óptica más cínica.
21 Entonces un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó al mar, diciendo: Así será derribada con violencia Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada.
22 Y el sonido de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más enti; artífice de oficio alguno no se hallará más en ti; ruido de molino no se oirá más en ti;
23 luz de lámpara no alumbrará más en ti; y la voz del novio y de la novia no se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra, pues todas las naciones fueron engañadas por tus hechicerías.
24 Y en ella fue hallada la sangre de los profetas, de los santos y de todos los que habían sido muertos sobre la tierra.
En la parte final del capítulo parece dar a entender que todo lo anterior no es más que una advertencia; que finalmente la ciudad será destruida completamente, que será arrasada hasta los cimientos. Esto no ha ocurrido… todavía. Pero describe el agente de la destrucción como una gran piedra de molino.
Di muchas vueltas a esta imagen de un objeto redondo, de color claro, con un agujero en medio… hasta que me di cuenta de que puede referirse al anillo de condensación de una bomba de hidrógeno.
Implicaciones
Llegado a este punto se puede dar cierto crédito al fenómeno profético, que no a la totalidad de su literatura.
Es el momento de buscarle una explicación racional: porque creo que una explicación de carácter metafísico o filosófico es preferible a recurrir a argumentos religiosos basados en una fé crédula e irracional que todo lo explica con la palabra divino.
Porque, realmente, la cuestión no es tanto sobre profecía-sí/profecía-no como sobre la existencia de un determinismo inexorable, en primer lugar, y sobre las posibilidades de la consciencia humana, en segundo.
La libertad y el destino
La cuestión del libre albedrío y el determinismo es una de las más antiguas en Filosofía, e incluso dentro de la propia Ciencia. No se ha resuelto aún, si es que tiene solución, y la lucha se ha derivado hacia otro campo de batalla, que es el de si son posibles a la vez o son incompatibles. Curiosamente, la principal preocupación al respecto entre los, digamos, filósofos profesionales es la relativa a los aspectos morales.
Hay infinidad de argumentos a favor y en contra recopilados en los enlaces que he puesto en el párrafo anterior: me limitaré a exponer lo que yo creo al respecto. Y esta opinión está basada en mi profunda creencia de que la naturaleza profunda de la Realidad es de orden psíquico; y que el mundo material es un artefacto de la consciencia.
Así que, amigo/a lector/a, agárrese a la silla, que hay curvas.
Opino que, de algún modo, la Realidad solo está definida de manera precisa cuando es observada, es decir, en el aquí y el ahora. Más allá del momento y el lugar actual, sólo existe como esbozo. Debido a ello, y muy en sintonía con la cosmovisión Hopi, el grado de concreción de lo observado se diluye a medida que nos alejamos del presente y de lo inmediato.
Esto, que puede parecer en contra de todo lo que afirma el positivismo y la imperante visión materialista/mecanicista del mundo, no es ignorado por la propia Física. El Gato de Schrödinger es un buen ejemplo de esta falta de concreción de los eventos que están más allá del fenómeno de observación; y del mismo modo, NO es posible diseñar un experimento que demuestre que un reloj funciona mientras no está siendo observado.
Se puede argumentar, y es de sentido común, que un reloj abandonado en un cajón dará la misma hora que otro que tenemos en la muñeca pasada un tiempo. Pero NO es posible demostrar si ha seguido andando todo este tiempo o las agujas se han colocado como debían justo en el instante antes de echarle el primer vistazo. El sentido común afirma lo primero. Pero no deja de ser una extrapolación realizada por nuestra mente, del mismo modo que somos capaces de visualizar los muebles de la habitación de al lado sin estar allí, aunque, en realidad, más allá de la pared, a la pura luz de nuestros sentidos inmaculados, simplemente hay un abismo.
Estoy segurísimo de que a la mayor parte de los lectores/as le están rechinando los dientes ahora mismo tras semejante afirmación. Pero lo preocupante del caso es que realmente no hay manera de demostrar lo contrario. Precisamente es ahí a donde quiero llegar, a esa Indefinición Intrínseca de la Realidad.
Esta visión del mundo no es ajena a muchas filosofías: en el zen encontramos el famoso koan que pregunta: Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie para oirlo… ¿hace ruido ese árbol?. La respuesta es mucho más sencilla de lo que parece: el ruido no es algo que pertenece al árbol en sí, sino algo que sucede en el observador, o más estrictamente, dentro del acto de la observación. Sin observación, no hay ruido.
¿Es posible que el Universo aproveche esa indefinición para reajustarse a sí mismo? ¿Cambian los tramoyistas el escenario cada vez que el actor se dirige al público? Hawking lo resume con la frase:Dios no sólo juega a los dados, sino que los tira donde nadie los ve. Borges va más lejos, y en su poema (qué lejos puede llegar la poesía)Para una versión del I Ching afirma:
El porvenir es tan irrevocable Como el rígido ayer. No hay una cosa Que no sea una letra silenciosa. De la eterna escritura idescifrable Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja De su casa ya ha vuelto. Nuestra vida Es la senda futura y recorrida El rigor ha tejido la madeja No te arredres. La ergástula es oscura, La firme trama es de incesante hierro Pero en algún recodo de tu encierro Puede haber una luz, una hendidura El camino es fatal como la flecha Pero en las grietas esta Dios, que acecha.
Quizás el Universo está sin más esbozado en una especie de bloque que abarca todo el espacio tiempo (qué, según Kant y los idealistas kantianos, sólo existe en nuestra mente). Pero sólo esbozado.
A pequeño detalle, a detalle humano, el Universo sólo adquiere cierta nitidez/concreción/definición cuando se contempla a sí mismo utilizando, en nuestro caso, pequeñas masas de color gris que llamamos cerebro; Si el Universo que podemos conocer, que es todo el que hay, está entre las orejas, orejas y cerebro incluidos… ¿qué hay detrás? Probablemente nada. Lo Real es Sueño, y sólo se distingue de este por su continuidad y coherencia. Por más que intentemos demostrar lo contrario, es imposible. Me temo que no se puede refutar si vivimos en una gigantesca alucinación colectiva.
Dentro de este universo esbozado, el libre albedrío tiene cabida: pero sólo, por así decirlo, para las pequeñas cosas, de modo limitado. Quizás el libre albedrío de Napoleón acabó decidiendo el destino de Europa. Quizás el destino de Europa estaba predefinido y fue necesario un Napoleón. Son cuestiones peliagudas, resbaladizas, indecidibles.
¿Puede la consciencia humana abarcar lo transtemporal?
Queda el asunto de la consciencia, o más bien del tipo de consciencia, que permite trascender el tiempo y el espacio.
Aquí hay que ser especialmente cuidadoso de no caer en la trampa de que no hay más modo de consciencia que el que hemos aprendido en occidente, o incluso, a un nivel biológico, el que pertenece a los seres humanos por su diseño darwiniano como especie depredadora que es.
En el artículo de la cosmovisión Hopi Emma señaló como es posible que un lenguaje puramente operacional soslaye el concepto de tiempo, y como la hipótesis de Sapir-Whorf postula que el lenguaje condiciona la percepción última del mundo.
Los profetas, asumiendo este punto de vista, son personas que han desarrollado (quizás con ayudita) y/o han sido dotadas de modo innato con la capacidad de adoptar estados de consciencia no ordinarios, transtemporales. En cualquier caso no tienen más remedio que encajar sus visiones dentro de lo que conocen; y de ahí la vaguedad, el uso de metáforas y la imprecisión de sus descripciones.
Un ejemplo estupendo de esta adecuación es el anterior que puse de Parravicini. Respecto al mismo suceso, Apocalipsis 18 comienza con la siguiente frase: Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la Tierra fue alumbrada con su gloria. ¿No es la imagen de un ángel una buena alegoría de un avión de color blanco? ¿Existe algo mejor que la TV para alumbrar la Tierra?
¿Imposible saber?
Soy el primero en reconocer que no tengo una explicación definitiva para el fenómeno profético y que mi intento es vago y confuso (y mi formación filosófica no alcanza a utilizar la terminología necesaria para expresarme con rigor; pero es que esto es una revista generalista, no una publicación académica especializada), aunque sí creo que hay evidencias suficientes como para reconocerlo como algo real.
La explicación que propongo necesariamente adopta un punto de vista acientífico, porque no encuentro la manera de explicarlo científicamente… ¡qué más me gustaría a mí! de hecho, lo hago cada vez que puedo. Pero me niego a rechazar la realidad de determinados fenómenos sólo porque la Ciencia no sea capaz de abarcarlos.
En cualquier caso, espero haber aportado algo de luz.
Fuente: astropuerto.com
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