lunes, 29 de agosto de 2016

El Psicomanteum.





En el artículo de hoy vengo a hablarles de la recuperación de una de eses técnicas que perteneciendo al mundo del ocultismo se aplica al campo de la psiquiatría. Hoy vengo a hablarles del psicomanteum.


Pero ¿qué es el psicomanteum?

Psicomanteum, puede traducirse como la adivinación o conocimiento del alma o a través de esta.

El psicomanteum es la práctica que provoca estados alterados de conciencia consistente en la proyección del inconsciente mediante el acto de concentrar la atención en u objeto reflectante.

Tal objeto puede ser un balde con agua, una bola de cristal o un espejo. “Espejito, espejito…”

El objeto ha de situarse en una habitación, que ha de estar provista de un mobiliario que permita la comodidad del individuo, tenuemente iluminada. Mal comparado, tal habitáculo podría compararse con una primitiva cámara de privación sensorial. Tanto es así que en la antigüedad se empleaban complejos subterráneos de trazado laberíntico.

A tal punto, salón de mi casa es un gabinete psicomántico. Gruesos cortinajes impiden el paso de la luz. La pared opuesta a la ventana, forrada de espejos. Velas o lámparas de luz atenuada, junto con una chaiselong hacen el resto.

El fin de tal preparación es la de anular, en la medida de lo posible, los estímulos cotidianos que en estado de vigilia nos impiden tratar con nuestro inconsciente.

De antiguo se recoge esta práctica. En la antigua Grecia era conocido como el oráculo de Muertos. Homero, Herodoto, Plutarco y Platon, ya la mencionaban. En diversos grimorios aparece tal técnica bajo el nombre del espejo del rey Salomón (consistente en una habitación oscura provista de un espejo flanqueado por dos velas encendidas). Y diversos personajes de relieve, como E. Allan Poe o Abraham Lincoln han practicado, junto con el consumo de sustancias, tal maña para comunicarse con almas descarnadas o tener visiones sobre pasado, presente y futuro.

Entre los aztecas se utilizaban espejos de obsidiana tal como el que adquiriera Jhon Dee y que recuperase Aleister Crowley; los chamanes de Siberia, empleaban espejos de cobre bruñido y los brujos del Africa negra, recipientes con agua, como Nostradamus; los tibetanos usan lagos claros; en el Antiguo Testamento aparece José interpretando los sueños y teniendo sus visiones proféticas merced a una copa de plata, que las amas de casa sabrán que por sus características ha de estar siempre pulida; en la Europa medieval y en la India empleaban una gota de aceite en la uña del dedo pulgar, cuando no, discos de metal pulimentado con un punto negro en el centro, etc.

En nuestros días, la práctica del psicomanteum ha sido recuperada y se emplea en el campo de la psiquiatría. Raymond Moody –autor del libro best-seller Life After Life (Vida Después de la Vida)– ha desarrollado una variante para facilitar encuentros con personas fallecidas.

El diseño del Dr. Moody, que él llama “Teatro de la Mente”, consiste básicamente en una habitación poco iluminada donde se coloca un espejo a un ángulo tal que la persona sentada no pueda ver su propia reflexión. Es decir, en condiciones de privación sensorial parcial.

Cosa que me parece lógica, pues observar el propio reflejo en tales condiciones durante cierto tiempo, puede ser una experiencia aterradora. Sobre todo a la luz titilante de una vela. Uno puede ver como su rostro se transforma, como lo hace el espejo y como lo hace la habitación, de una forma tan vívida, que por real, se vuelve siniestra.

Según el Dr. Moody, tal cual aparece en su libro Reunions, el 50% de los participantes en estas sesiones experimentan un encuentro con una persona amada. Muchas personas también reportan tener visiones tridimensionales después de estar media hora en el psicomanteum. Cosa de la que doy fe en base a mi propia experiencia, la cual me obliga a no recomendar esta práctica si no se está acompañado de un profesional o si el momento psicológico no es óptimo.

Como dato decir que en la actualidad el servicio psicomántico es ofrecido por psicólogos y terapeutas en varios países y está dirigido a personas profundamente interesadas en establecer un contacto con un ser querido fallecido. Pero ya le digo, aviso, que participar en una sesión de psicomanteum no garantiza la experiencia de encuentro o de cualquier otro fenómeno, por lo que tampoco recomiendo salir corriendo a tirarse en los brazos del primero que le pueda ofrecer esta eventualidad.

Tampoco le recomiendo que con las cuatro líneas que he escrito usted se crea sabio y monte en su casa una parafernalia mistico-magica para convertirse en nigromante o profeta. Usted podría sumar una serie de trastornos mentales severos a este que le cuento.

lunes, 8 de agosto de 2016

Las cinco teorías que nos incitan la curiosidad por los fenómenos espectrales.



Hasta el día de hoy las casas “encantadas” tienen menores precios en el mercado inmobiliario y casi un tercio de la población cree ciegamente en su existencia. También hay quienes han vivido experiencias de primera mano.

En Portales hacia la muerte, dos prestigiosos investigadores paranormales, Chad Lindberg y John E.L. Tenney, intentan encontrar puentes que conecten nuestra realidad con diferentes dimensiones del más allá.

Estos investigadores vivieron experiencias cercanas a la muerte que los llevaron a dedicarse a explorar lo inexplicado. Pero, a pesar de su popularidad a lo largo de las décadas, el estudio formal de lo sobrenatural siempre tuvo sus críticos y detractores.

Si eres uno de ellos, quizá esto te ayude a otorgarle a los fantasmas el beneficio de la duda:



Las decenas de instituciones serias que los investigan

La humanidad no tiene todas las certezas, y no es de sorprender que el mundo académico haya creado proyectos dedicados a investigar cualquier fenómeno típico del catálogo forteano –como poltergeists, apariciones, vidas pasadas y experiencias extracorporales–.

Uno de esos proyectos fue PEAR –sigla de Princeton Engineering Anomalies Research–, desarrollado en universidad de Princeton entre 1979 y 2007, y dedicado especialmente a la percepción extrasensorial y la telequinesis. La universidad de Virginia tiene uno similar, establecido en 1967 y llevado a cabo por su “división de estudios perceptivos”, dedicada al fenómeno de la reencarnación, experiencias cercanas a la muerte y apariciones, además de otras cuestiones psíquicas.

Y no son las únicas: las universidades de Edinburgo, Amsterdan y Londres tienen proyectos parecidos que continúan hasta la fecha.



Fotografías que aún no han sido inexplicadas

Desde que las herramientas de edición de fotografía se hicieron de uso masivo, las fotografías de fantasmas y OVNIs se han multiplicado. Es fácil adivinar por qué: es sencillo hacerlas, y quizá puedan darle a su autor unos 15 minutos de fama en las redes sociales.

Pero hay muchas imágenes de otras épocas que no tienen explicación. Una de las más famosas es la de la Dama de Marrón, tomada en 1936 en la mansión de Raynham Hall, en Inglaterra. Los fotógrafos, originalmente enviados por la revista Country Life para cubrir un artículo, notaron sorprendidos cómo una “niebla” tomaba la forma de una mujer en la escalera y rápidamente reaccionaron tomándole una foto.

La imagen parece retratar una figura que lleva un vestido o capa marrón. Muchos creen que la figura es de Dorothy Townshend, una mujer noble del 1700 que murió luego de diez años de encierro y aislamiento al que la había sometido su marido, luego de conocer sus varias infidelidades.

Los avistamientos de la Dama de Marrón datan de 1835, y aún hoy muchos testigos aseguran que su espectro continúa horrorizando a sus visitantes.





Las novedosas (y controversiales) teorías de la física cuántica

La idea de que un fantasma es una especie de reflejo del alma de una persona muerta es una constante en el folclore paranormal, pero hay quienes han llevado el concepto a las ciencias para explicar cómo es posible que la conciencia exista fuera del cuerpo.

El Dr. Stuart Hameroff y el prestigioso físico Roger Penrose lograron agitar las aguas en este aspecto gracias a la difusión de la teoría “Orch OR”, o “de la reducción objetiva orquestada”. Este postulado sugiere que el “alma” –o la conciencia– es el resultado de las vibraciones cuánticas de “microtúbulos ” en nuestras neuronas.

Para Penrose y Hameroff, el “alma” es algo más que la interacción de las neuronas en el cerebro. Y este “algo más”, construido de información cuántica, es especial: comparte la materia prima de que se ha formado el universo hace miles de millones de años, con el Big Bang.

Henry Stapp, un reconocido físico cuántico, suscribe a la idea. Para Stapp, si estas “entidades mentales” pudieran volver al mundo físico, los conceptos psíquicos de “posesión” o “canalización” podrían también ser reales.



La persistencia de la idea a lo largo de la historia

Quizá la creencia en fantasmas sea el único concepto más constante que la idea de dios. Las apariciones fantasmagóricas están dispersas desde los orígenes de la civilización: hay referencias a ellos en religiones de la Mesopotamia, así como en el antiguo Egipto y la Biblia hebrea.

Los fantasmas también aparecen en La Ilíada y La Odisea de Homero. Los romanos creían poder utilizar a los espíritus para vengarse de sus enemigos, mientras que los griegos preferían realizar festivales para aplacarlos.

En el relato bíblico cristiano, luego de su resurrección, Jesús intenta persuadir a sus discípulos de que no es un fantasma. Ya durante la Edad Media, las ideas se fueron sofisticando, y se creía que los fantasmas eran las almas de los muertos, condenados a permanecer en la tierra para purgar sus transgresiones en vida.

Sin embargo, fue la fiebre por el espiritualismo de principios del siglo XX lo que llevó a cimentar estas creencias en el inconsciente colectivo. Y vaya que han persistido.



No dejamos de obsesionarnos con ellos

¿Por qué queremos creer en fantasmas? Después de todo, a pesar de que abundan las explicaciones científicas para esta clase de fenómenos, las encuestas recientes han hecho que algunos estudiosos hablen de un “renacimiento ” de creencias paranormales en Occidente.

Hay motivos emocionales: queremos creer que no perdemos del todo a nuestros seres queridos, o que existe una forma de trascender porque tememos a nuestra propia mortalidad y porque la idea de una vida más allá de la muerte nos ofrece algo de consuelo. Quizá queremos creer porque sencillamente disfrutamos de asustarnos en el cine.

Pero la idea se ha perpetuado en el tiempo, y seguimos desesperados por obtener pruebas. En 1922, la revista Scientific American ofreció 2500 dólares a la primera persona que pudiera fotografiar un fantasma real. Desde entonces, muchos otros individuos y organizaciones han ofrecido recompensas similares, sin que aparezcan ganadores.

Tal vez creer en fantasmas sin las pruebas necesarias sea la forma de darle algún sentido a la muerte, que es, al fin y al cabo, uno de los misterios más grandes.



Susurros del más allá: ¿espíritus protectores o entidades demoníacas?



“Mi nombre es Laura y voy a explicarles mi experiencia:

Hace unos 3 meses me quedé sola en casa. Era de noche y me disponía ir a dormir cuando algo me susurró al oído mi nombre. Me desperté realmente asustada y vi como la puerta de mi habitación se abría y se cerraba sola. Pasados unos segundos me puse de pie y fui a ver lo que estaba ocurriendo. Lo primero que vi fue a mi perro ladrando delante de mi puerta, así que lo dejé salir, pero no pasó nada más. A la noche siguiente estaba en la cama intentando dormir cuando volví a escuchar como alguien susurraba de nuevo mi nombre. Abrí los ojos, miré a mi alrededor y no vi a nadie. Pero a diferencia de la noche anterior, comencé a sentir frio extremo, traté de mover mi brazo, pero no pude, entonces traté de sentarme y tampoco podía hacer eso. Lo que no esperaba ver era una nube negra flotando delante de mí. Sentí un fuerte escalofrío por todo mi cuerpo y me sentí cansada hasta el punto de dormirme. A la mañana siguiente me despertó una voz femenina que susurró mi nombre al oído varias veces. Esta experiencia no la he vuelto a tener nunca más, pero no la he olvidado. ¿Quiero saber quién es y lo que quieren de mí? ¿Tengo motivos para estar preocupada o asustada?”



¿Qué son los susurros espirituales?

Conocido comúnmente en la comunidad paranormal como “susurros espirituales”, se trata de una señal de que las personas que lo han experimentado han desarrollado una conciencia psíquica y la mediumnidad. Pero personas como Laura no son conocedoras de esta inusual capacidad y piensan que tienen algún tipo de problema psíquico. Pero la verdad es otra, y al desarrollar la mediumnidad tienen la capacidad de contactar con seres de otras dimensiones que en algunos casos pretende ayudarnos y en otras pude tratarse de seres demoníacos.

Todo aquel que ha tenido experiencias de este tipo afirma escuchar una especie de “zumbido” que se transforma como un susurro. Todos estos son signos de que algún tipo de espíritu está intentando comunicarse con nosotros, y muy a lo contrario de lo que pueda parecer, no hay que tener miedo. Aunque no todo el mundo tiene la misma experiencia en cuanto a los “susurros fantasmales”, el objeto siempre es el mismo: intentando llamar nuestra atención, hablar con nosotros y, en casos muy determinados, pueden darnos un mensaje.



Como reconocer este fenómeno.

Los psíquicos aseguran que estas entidades espirituales están a nuestro lado hablando tan normal como lo haría con un grupo de amigos o familiares. Al desarrollar estas capacidades, las personas recogen esas vibraciones de energía y las transforman en voces reconocibles. Cuando esto sucede, es como estar en una habitación de una casa cuando otros están hablando en otra habitación. En algunos casos podemos seguir esa conversación, pero generalmente no son lo suficientemente claras, por lo que recibiremos una especie de “zumbido” más o menos fuerte.

¿Pero cómo es posible comunicarnos con espíritus? Nuestro subconsciente está siempre abierto para recibir y sentir otras energías que nos rodean. El subconsciente, que es una especie de antena energética, recoge los sonidos y sensaciones de nuestro alrededor constantemente, tanto si somos conscientes o no. Cuando se llega a un punto en que se necesita una mayor atención sobre una situación, entonces comienza con la recepción de pitidos, zumbidos o sensaciones, y en última instancia los "susurros".



En realidad todo el mundo recibe susurros espirituales, pero la diferencia es que algunas personas son más conscientes que otras. Cada persona recibe estos susurros de manera diferente y es por eso que puede llegar a confundir lo que está pasando. No hay susurros idénticos, como tampoco hay dos energías idénticas. Entonces, ¿cómo puedo entender estos susurros? Los expertos aseguran que todo dependerá de lo que está pasando en tu vida y en qué dirección te diriges. Si estás buscando respuestas, orientación o una intervención divina, entonces puedes estar llamado a ciertas entidades que te harán saber que están contigo.


Espíritus y entidades demoníacas.

Los “susurros espirituales” también tienen su parte más oscura, y es que cuando una persona “abre la comunicación con otras dimensiones” también puede recibir “señales” de entidades no deseadas. Los expertos aseguran que ciertas entidades demoníacas pueden acceder a nuestra mente y puede influir en nuestros pensamientos, y el susurro es una forma de penetrar en la mente de su víctima.

Hay que recordar que las entidades oscuras se esfuerzan en demostrar su existencia, y cuando la persona hace caso omiso a las indicaciones, entonces las entidades demoníacas comienzan a subir la frecuencia e intensidad de la comunicación, mediante susurros u otros fenómenos no deseados. Por este motivo hay que estar atento a todo tipo de señales que nos pueden indicar de qué tipo de entidades se tratan, para poder reaccionar tiempo antes de que sea demasiado tiempo.

Dado que los susurros fantasmales en nuestros oídos es un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo, claro está que no puede pasar inadvertido. Y aunque la ciencia intente alejarnos de nuestros verdaderos orígenes, es importante saber quiénes somos y las sorprendentes capacidades que poseemos.





¿Qué debes hacer?

Y no podíamos acabar este artículo, sin recordarte que debes hacer la próxima vez que experimentes estés este fenómeno:

La primera regla de oro es que cuando te ocurra, detente por un momento y mirar a tu alrededor para ver lo que está pasando o lo que vas a hacer. Puede ser que te encuentres en momento donde necesites ayuda, y los susurros pueden estar advirtiéndote, haciéndote pensar que es lo correcto o la nueva dirección que debes tomar.

La segunda regla
de oro es posiblemente la más importante de todas: reconocer que está tratando de llamar tu atención. Podría ser un ángel, guía espiritual o el espíritu de un ser querido. Pero recuerda que también podría tratarse de entidades demoníacas o no deseadas.

Una vez que estés listo para la comunicación, a veces las entidades quieren hablar aún más rápido, por lo que los susurros aumentarán en potencia y claridad. Es por este motivo que hay estar atento a lo que nos quieren decir. Así que la próxima vez que escuches como alguien invisible susurra tu nombre al oído, podrías estar escuchando entidades de otras dimensiones.