En una sección, por ejemplo, William Edmondson, de la Universidad de Birmingham, considera la posibilidad de que el arte rupestre en la Tierra sea de origen extraterrestre. "Sabemos muy poco o nada sobre el significado de esas inscripciones, por qué fueron creadas, o quién lo hizo", escribe, y agrega: "A todos los efectos, podrían haber sido hechas por extraterrestres".
"Si se detectase una señal de radio en un experimento del SETI (Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, por sus siglas en inglés) moderno, podríamos saber a ciencia cierta que otra inteligencia existe, pero no nos enteraríamos de qué es lo que están diciendo", escribe en la introducción del libro, y explica que "si detectásemos una civilización en uno de nuestros vecinos estelares más cercanos, significará que sus señales habrán recorrido miles de millones de kilómetros y llegan a la Tierra después de viajar durante años".
En el libro Vakoch y sus colegas abordan estos mismos problemas y proporcionan soluciones que pueden resultar muy valiosas en el futuro. "Para ir más allá de la mera detección de tal inteligencia y para tener alguna posibilidad realista de comprenderla, podemos obtener mucho de las lecciones aprendidas por los investigadores que se enfrentan a retos similares en la Tierra", continúa.
"Al igual que los arqueólogos que reconstruyen civilizaciones distantes en el tiempo a base de pruebas fragmentarias, se espera que los investigadores de SETI puedan reconstruir civilizaciones distantes separadas de nosotros por vastas extensiones de espacio y tiempo", agrega.
Fuente: elintransigente.com
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