miércoles, 14 de mayo de 2014

Homenaje Póstumo, La vida y creación del artista suizo H.R. Giger.



Quizás fue un desenlace demasiado rápido para un artista tan prolífico y uno de los grandes personajes de la última parte de la Historia del arte Contemporáneo.

La gran visión que poseía este artista suizo que tenia la capacidad crear mundos y universos maravillosos inmersos en un ambiente oscuro, tétrico y sobrehumano... su obra no tenía límite y su espiritu creador fue capaz de entregar su talento a distintas vertientes del arte, tanto como las obras pictóricas, esculturas, arquitectura, cine, etc.

Lo despedimos este día y la única forma de consagrar y alabar su arte es saber un poco más de él, su vida, inicios y el lanzamiento que lo proyectó a hacer uno de los artistas mas queridos y solicitados de la escena artística.



H.R. Giger, mucho más allá de Alien.


Giger trabajando durante el rodaje de Alien en 1979

Hijo de un rígido farmacéutico, Giger nació en Coira (Suiza) en 1940. Creció entre frascos de pociones y modelos anatómicos humanos que influyeron en su obra. Según confesaba él mismo, era "increíblemente tímido, vago y absolutamente negado para estudiar", pero le gustaba modelar con plastilina. También estaba obsesionado con dibujar castillos, palacios y trenes.

Con la creación del ente extraterrestre comenzó a forjar un nombre en el panorama artístico internacional. Aunque su fama se debe al manejo magistral del aerógrafo, sus primeros trabajos los realizó con tinta u óleo. En la década de los 60, en plena Guerra Fría y con Suiza sopesando la delirante idea de fabricar su propia bomba atómica, Giger se obsesionó con los posibles efectos que tendría sobre el ser humano el estallido de un conflicto bélico nuclear a gran escala.


El aerógrafo



Y ahí andaba Giger, con sus peculiaridades y manías, jugueteando con tinta y óleo hasta que en el año 1971 ocurrieron dos hechos que cambiaron su carrera artística para siempre:

A) Conoció el aerógrafo, una técnica que comenzaban a utilizar artistas hiperrealistas y que le permitía plasmar con gran rapidez sus ideas sin necesidad de bocetos ni correcciones; solamente aplicando finísimas capas de pintura que surgían desde lo más profundo de sus subconsciente, sin contacto físico con la superficie donde pintaba, y gracias a un aparato que se asemejaba a una pistola, una de sus pasiones infantiles como hemos comentado.

B) Descubrió las connotaciones sexuales del sistema de recogida de basura de Colonia, cuyos camiones tenían un peculiar mecanismo para volcar los contenedores en el interior del depósito a través de una estrecha abertura.

En su serie Los niños atómicos (1967-68), realizada con tinta, en pequeño formato y mucha mala baba, se vislumbra lo que va a ser el estilo característico del suizo, con oscuras escenas donde se representan figuras antropomórficas que padecen malformaciones debidas a la radiación (que será un tema recurrente en su obra). También experimenta en la serie Pozos (1966-68) con los conceptos de escaleras infinitas y laberintos, como metáfora del descenso a los terrores más recónditos de nuestra mente.



Máquina paridora, 1967. Tinta sobre papel sobre madera. 170x110 cm. El útero se transforma en el cargador de una pistola automática que dispara al mundo bebés bala, a su vez armados. Como se aprecia en obras como esta o con el inquietante Paisaje XIV, Giger no tenía un especial afecto por los bebés, que confesó que le aterrorizaban. 

Encasillado en el surrealismo, aunque gustaba del término realismo fantástico, Giger tenía como gran maestro a Dalí, aunque los expertos en arte han visto influencias de Bacon, Goya, Cocteau y hasta El Bosco. Pero no hay que dejar de lado que un inspirador importante de su trabajo, en especial la serie Paisajes psicodélicos (1971), fueron las visiones producidas por el consumo de opio, en especial el tema de los cuerpos biomecánicos que comenzó en 1968 y que luego desarrollaría en la serie sobre El Necronomicón.


Necronomicón.

En 1966 encontró trabajo como diseñador de muebles en Zúrich. Allí conoció a su gran amor: la actriz Li Tobler. Locamente enamorados, se fueron a vivir a una buhardilla abandonada; allí nacieron algunas obras relevantes como la Máquina de parir. 

Con el paso de los años, el reconocimiento del talento de Giger fue en aumento, y participó en el diseño de la portada de varios discos, si bien tuvo que sufrir la censura y la incomprensión a causa de los motivos sexuales (implícitos o explícitos) de sus trabajos. 

Passage XXIX, 1973. Acrílico sobre papel sobre madera. 100x70 cm. Un análisis simplista concluiría que el sexo es mecánico y el pene, basura. Pero las interpretaciones de esta obra varían desde el sadismo a la castidad: la grandeza del arte

En 1975 tuvo la oportunidad de pasar un tiempo en Cadaqués con Dalí, que tanto le influiría en su flema surrealista. Una tragedia estaba en ciernes, sin embargo: ese mismo año, Li se quitó la vida de un disparo. Su muerte marcó para siempre su obra.



Li II, 1974. Acrílico sobre papel sobre madera. 200x140 cm. Basado en su novia Li, es una de sus obras más famosas por la increíble sensación de volumen de la composición, por haber sido utilizada en el videojuego Darkseed y por comercializar McFarlane Toys una reproducción en 3D

 En 1977 publicaría un libro de ilustraciones, Necronomicon, que cambiaría su vida: sus criaturas medio orgánicas medio sintéticas sirvieron de inspiración para la película Alien (1979).


Giger en el cine

Trabajando en el robot de Alien.

Su primer contacto con el mundo del cine se produjo de la mano de Alejandro Jodorowsky, quien le propuso, por mediación de Dalí, hacer los diseños para su gran proyecto: adaptar la novela de Frank Herbert Dune, en la que también participaba Moebius. El proyecto de Dune, de una escala monumental, fue imposible de llevar a cabo. Sin embargo no fue en vano: Dan O'Bannon, guionista de Alien, estaba prendado del libro artístico de Giger Necronomicon —inspirado en la obra de Lovecraft, del que era admirador— y convenció a Ridley Scott para que Giger diseñara las criaturas y los escenarios.

Giger, fascinado por el proyecto, se involucró en el mismo al cien por cien dibujando, esculpiendo, pintando e incluso discutiendo con Scott, porque entre otras cosas, los huevos alien los había ideado con una sola abertura, una evidente vagina que el director consideró demasiado terrenal para una civilización extraterrestre, por lo que en el film (que estaba impregnado de imágenes con sexo implícito) la escena más abiertamente erótica se redujo a unos primeros plano del pubis de Sigourney Weaver calzando unas minúsculas braguitas.


Giger junto a los huevecillos de Alien.

Huelga decir que el film fue un éxito y que gran parte del mismo se debe a lo creíble que resultó el trabajo de Giger, porque si la criatura no hubiera funcionado en pantalla la trama se habría derrumbado. Hollywood reconoció su mérito con unOscar y numerosas ofertas para colaborar en películas. Así Giger, que había acabado un poquito descontento por la nula componente erótica de la criatura alien, tuvo oportunidad de desquitarse dos décadas después en Species, donde el ente extraterrestre Sil gozaba (nunca mejor dicho) de un método reproductivo más prosaico que los xenomorfos.



Natasha Henstridge (protagonista de Species) en la silla Harkonnen diseñada por Giger para Dune.

Sus diseños volvieron al celuloide con Poltergeist II (de la que no quedó contento), Alien 3, donde pudo hacer realidad su sueño del tren fantasmal. También diseñó un batmóvil para Batman forever, pero Warner lo descartó. Cuando Dune quedó en manos de Ridley Scott, Giger retomó su proyecto, pero el hermano de Ridley murió y David Lynch se hizo cargo de la cinta. Descartó la visión de Giger, si bien conservó algunos diseños rudimentarios.

La imaginería macabro-sexual del suizo siempre generó temor y su trabajo fue menospreciado en los pocos filmes que trabajó, como Poltergeist 2. Incluso en la propia Alien se debió rebajar a carga erótica de su criatura, y sólo en Alien 3 y Especies puedo desarrollar algo de libertad. Resulta irónico que el propio Scott lo llamase de manera final para recrear los diseños de la nave en Prometheus y en especial del Space jockey, el alienígena gigante que está dentro de la nave.

El Space Jockey de Prometheus.



Giger y la música.

Vista su polifacética trayectoria artística extraña que no se haya arrancado con la grabación de un disco, aunque supongo que sus capacidades melódicas también estén marcadas por su innato talento para aterrorizar. Su trabajo más destacado para la industria discográfica fueron sendas portadas que realizó para Deborah Harry(cantante de Blondie) para su disco Kookoo y para Emerson Lake & Palmer, en su LP Brain Salad Surgery, que aparecen regularmente en las listas de las mejores del siglo XX, así como alguna colaboración en el rodaje de videoclips de la primera.



Dead Kennedys – Frankenchrist (1985)

 Más polémica fue la inclusión de uno de sus trabajos como portada del álbum Frankenchrist del grupo norteamericano Dead Kennedys; el título de la pintura de Giger (Paisaje de penes), da una idea de las ampollas que levantó en ciertas asociaciones religiosas embarcadas en la utópica misión de salvaguardar la moral (su moral) de la humanidad.

También ha tenido relación con la parafernalia rockera, creando el micrófono del grupo KORN (vagamente inspirado en Sil) y realizando un diseño exclusivo para la famosa marca de guitarras eléctricas Ibañez.

Micrófono Grupo KORN.



Otros Proyectos.

Giger que se había quedado obsesionado con la idea de fabricar los muebles que había diseñado para los Harkonnen, empleó su propio dinero para sacarlos adelante. Hoy forman parte del mobiliario de dos Giger Bar de Suiza (llegó a haber otro en Nueva York y un cuarto en Tokio) situados en Coira y en el castillo de St. Germain, Gruyères, que Giger compró y que hoy es la sede de su museo. El mejor lugar para sumergirse en su mundo de pesadillas.


En 1997 el artista adquirió la que fuera la residencia de los antiguos corregidores de Friburgo, el Castillo de Saint-Germain, en la coqueta y bucólica población de Gruyeres. Ubicadas en su interior se encuentran las 20 salas del Museo HR Giger, las que el visitante recorre en cuatro plantas entre pinturas, dibujos, esculturas y estrafalarios muebles diseñados por el artista para diferentes escenografías.


Una muestra del Museo H.R. Giger.

Sin embargo, el proyecto más ambicioso de Giger, es, sin duda, su sistema de trenes para Suiza. En 1993 escribió una carta al presidente de esta nación dándole a conocer su magistral idea: una red de túneles que atravesarían Suiza formando una estrella de cinco puntas. Los trenes (magnéticos y de tres pisos) circularían a 600 kilómetros por hora. Cada entrada del túnel estaría señalada por una pirámide de 1.000 metros de altura destinada al reciclaje y a la eliminación de basura y también "a proporcionar a los asilados un nuevo hogar".

En resumen, una obra polifacética, dramática, barroca, visceral, opresiva, siniestra y tal vez por todo ello, dotada de una belleza hipnótica. Un artista que no deja indiferente. Disfrutaremos de Giger por siempre.


Fuentes:

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